Es una historia muy antigua. A mediados de los años 80 Roger Waters inició lo que luego se convertiría en la guerra por el nombre de Pink Floyd y por su legado. Ahora, casi 30 años después, el músico dice estar muy arrepentido por meterse en líos judiciales contra sus ex compañeros del grupo.
En una entrevista concedida a BBC News a la pregunta del periodista sobre porqué el músico, después de dejar el grupo, no les permitió a sus compañeros seguir actuando bajo el mismo nombre de Pink Floyd Waters respondió:
«Entonces yo pensaba que no era correcto. ¡Y cuánto me equivocaba!»
«Teníamos una trayectoria increíble. Miro atrás con mucho orgullo y a veces me sorprendo cómo hemos conseguido realizar todo esto. Y ahora no quiero culpar a nadie.»
Además añade que las razones de presentar una demanda eran puramente comerciales y fueron sus compañeros que le empujaron a tomar esa decisión:
«Ellos me decían: Pink Floys es una marca comercial con su valor comercial independiente. No puedes simplemente hacer que deje de existir.»
Roger Waters dejó el grupo en el año 1985, poco tiempo después de publicarse el disco «The Final Cut». Sus compañeros del grupo, David Gilmour, Nick Mason y Richard Wright quisieron seguir actuando y publicando discos bajo el mismo nombre de Pink Floyd. Y a Roger Waters ésto no le ha sentado nada bien. Entonces él no tuvo la mejor idea que demandar al resto del grupo para prohibirles el uso del nombre. El juicio duró más de dos años y al final todos llegaron a un acuerdo.
Desde entonces Pink Floyd se reunieron tan solo en una ocasión en el julio del año 2005 para un concierto benéfico Live 8.