Hace unos días comentábamos como sólo los fans pueden sostener el impacto de una tragedia como la de Amy Winehouse, quiero decir que mantener viva la estela de un cantante, es labor de un grupo de marketing, por supuesto, pero también de aquellas personas leales a un grupo o músico. Los más famosos son los más comerciales: como los Monsters de Lady Gaga, o los beliebers de Justin Bieber o los smilers de Cyrus. A estos grupso siempre hay que mimarlos y tratarlos de lujo. Pero en algunos casos las relaciones se tuercen como casi siempre por cuestiones monetarias como le ha sucedido al grupo británico de música New romantic, Duran Duran. En 2010 el grupo contrató los servicios de Worldwide Fans Club, que más que un grupo de fans gritonas es un gestor de beneficios y explotación de merchandaising, cuotas de socios…etc.
¿Que ocurre? Pues que está empresa según el abogados de la banda adeuda a estos, 30.000 euros en conceptos de rentabilidad de su nombre. Lo cierto es que Duran Duran tampoco está para perder fans, pero como estos fans son más producto de una transacción comercial que algo de carne y hueso, no sé hasta que punto les afectará para la recepción de su nuevo álbum que, el decimocuarto, y que saldrá a la luz al año que viene.